martes, 7 de junio de 2011

Aprendiendo a vivir

A veces hay que tomarse una pausa para reflexionar sobre la vida y este ensayo de una alumna cumple con esa misión. Es una lectura refrescante, emotiva y sobre todo, muy reflexiva sobre nuestra vida. La famosa frase QUE TAL SI......para aplicarla. Disfrutenla!

Aprendiendo a vivir

Vivimos una vida llena de miles de actividades, una vida llena de stress, de fatiga, de falta de tiempo, una vida sin pausas fijas; cosa que termina realmente convirtiéndose en una vida rutinaria. 

La mayoría de las personas de la sociedad actual, distribuyen su tiempo en el trabajo y el hogar, de vez en cuando se tiene un momento de reflexión interna, un momento de pausa y cuando se tiene, este también termina convirtiéndose en parte de la rutina de la vida que se lleva.

Permanecemos corriendo por que nos acostumbramos a estar sobre el tiempo o simplemente a llegar “10 minuticos después”, estamos todo el tiempo a la defensiva por si alguien se nos acerca demasiado, nos habla de manera extraña, de vez en cuando pensamos que nos están persiguiendo y hasta vivimos con miedo de que nos vayan a  robar.

Peleamos porque no nos atienden rápidos en un sitio o por que quien nos atiende no es amable pero no vemos que muchas veces no es que no nos atiendan rápido, es que llevamos mucho afán o que no es que no sean amables, es que nosotros no lo somos.

Montamos en transmilenio y aun conociendo las condiciones que envuelven a este transporte, nos molesta que se nos acerquen mucho, que se nos recarguen y hasta que nos pidan la silla aun viendo que quien la pide esta en verdaderas condiciones de necesitarla.

Y cuando conducimos, nos gastamos más tiempo en discutir por los trancones, porque el semáforo dura mucho en rojo, por los huecos de la ciudad o nos concentramos en mirar quien comete un error para burlarnos o hacerle caer en cuenta de una manera no muy sutil.

Nos acostumbramos a no saludar, a pasar por el lado de las personas aun conociéndolas sin musitar una palabra o tratando de evitar que nos vean para no dar pie a una conversación y cuando es alguien que nos sirve pocas veces tenemos la decencia de ofrecer un saludo o dar las gracias.

Nos sentimos alegres cuando se equivocan y nos dan las vueltas mal o cuando no nos cobran algo que hemos comprado. Entramos a los supermercados y consumimos las cosas sin pagarlas y en algunos casos hasta tenemos la desfachatez de robarlas.

Ahora hasta los niños pequeños hacen copias en exámenes o copian las tareas de los demás.

Aún en esta época discriminamos a los demás por su color de piel, por su religión y en su mayoría por su capacidad económica. Nos aprovechamos de que tenemos más poder para ver a los demás más pequeños sin importar su estatura.

Pero eso sí, vivimos pendientes de todo de lo que se dice de la gente o de lo que no podemos enterar para poderle contar a  alguien más, muchas veces no nos tomamos la tarea de corroborar una información, simplemente la distribuimos.

Vivimos simplemente pensando en cómo llevar una vida normal y como ser felices pero no nos damos cuenta que nos estamos únicamente encargando de llevar una vida como todos, una vida llena de afanes y muchas veces son sin sentido.

¿Qué pasaría si en vez de vivir corriendo, nos levantamos un poco más temprano y empezamos un día con calma?, ¿Qué tal si nos sentamos y disfrutamos de un café de nuestra tierra o de un desayuno con esas cosas que tanto nos gustan?

¿Qué tal si no esperamos a que sea un día especial y llamamos a aquellas personas que hacen parte de nuestra vida?

¿Qué tal si salimos y en vez de pelear por el trancón  o por la hacinación de personas en transmilenio, nos dedicamos a mirar el paisaje y a descubrir aquellas cosas de nuestra ciudad que ni sabemos que existen? Muchas veces nos hablan de un buen sitio por el que hemos pasado todos los días y no hemos tenido el tiempo ni la disposición de detallarlo.

¿Qué tal si saludamos a las personas o simplemente le brindamos una sonrisa en la calle? Muchas veces no sabemos que tan gratificante puede ser para los demás o cuanto la puede estar necesitando esa persona.

¿Por qué no conversamos en un bus, así sabemos de qué clase de personas estamos rodeados y así hacemos más amenos los viajes?

¿Por qué en vez de estar predispuestos a las imprudencias de muchos conductores no disfrutamos de eso y nos reímos de los errores que cometen o simplemente vemos que muchas veces somos nosotros quienes estamos en esa posición?

¿Por qué ya los fines de semana no salimos a los parques como se hacía antes, porque no disfrutamos de un columpio, de un rodadero o solo del aire, del sol, del viento que corre? El estado invierte en este tipo de zonas pero son subutilizadas, ya no se ven niños jugando como antes ni papas acompañándolos, disfrutando del ambiente y más aun de sus hijos, los niños de hoy en día gastan su tiempo en juegos de computador, en video juegos y hasta en Facebook porque aunque es para niños un poco mayores, hay niños desde los 5 años que falsifican su fecha de nacimiento y crean una cuenta. Ahora un niño pequeño conoce más de internet que un adulto, simplemente porque gastan la mayoría de su tiempo allí. Ya no existen tantos niños en cursos de guitarra, de canto, de natación, de gimnasia o de cualquier otra actividad como antes, ahora son niños sedentarios.

¿Por qué no nos dedicamos a hacer amigos en vez de discriminar a  la gente por la razón que sea o en vez de confiarnos en los rumores, dejamos de lado a las personas que realmente pueden ser valiosas.

Qué tal si como dice la canción nos encargamos de tener un millos de amigos, seria maravilloso tener una amigo médico, otro nutricionista, otro ingeniero, otro electricista, otro decorador, otro chef, otro vendedor, otro profesor y hasta uno sin labor pero que cada uno puede ser útil en determinado momento, y puede enseñarnos un poco de cada cosa, no solo por su profesión, cada uno es diferente cada uno podría enseñarnos cosas maravillosas.

Por qué no dejamos las lluvias de sobres y volvemos a  lo que era antes, a la emoción de abrir un regalo y descubrir que le inspiro regalarnos al remitente del regalo.

Por qué ya no escribimos cartas, no recordamos acaso lo emocionante que era abrir y sentir las palabras que tiene para nosotros alguien que nos quiere, cuando se escribían cartas era un encuentro de uno con el papel y era una manera maravillosos de descubrirse uno mismo y de expresar lo que se está sintiendo.

Por qué no salimos a caminar o a trotar en las ciclo rutas en vez de pagar millonadas en gimnasios.

Por qué ya no se siembran maticas en casa en vez de comprar todo o por que no se siembran flores para sentir la emoción de verlas florecer.

Por qué ya no brindamos abrazos si es la mejor manera de demostrar afecto o simplemente de sentirse reconfortado sea cual sea la situación.

Por qué ya no se reúnen las familias en torno a un almuerzo simplemente para comentar sobre sus vidas, por qué se tiene que esperar que sea una fecha especial o un velorio para hacerlo.

Por qué no entendemos que la vida es una sola y que es el regalo más grande que dios nos pudo dar, porque no nos dedicamos a sonreír y a vivir con calma, a tomarnos pausas activas, a respirar, a pensar o a meditar, a compartir con esas personas que amamos, a disfrutar de todas las maravillas que Dios creo y que dispuso 100% para nosotros, a cuidar lo que es nuestro, nuestro planeta, nuestra familia, nuestras vidas. Por qué no disfrutamos todo lo que tenemos y nos dedicamos a descubrir todo aquello que aún nos hace falta por descubrir antes de que sea demasiado tarde.

Aprendamos a sonreír mas seguido, a reírnos de nosotros mismos, a aprender que la vida no es muy larga y que la estamos desperdiciando en cosas vanas y estamos dejando en el camino cosas realmente valiosas, aprendamos a vivir en calma, sin afanes, aprendamos a amar, así y solo así, seremos amados, respetados y podremos el día final decir que realmente vivimos.

LUISA SIERRA

No hay comentarios:

Publicar un comentario