martes, 29 de noviembre de 2011

El Estado de los Recursos de Tierras y Aguas del Mundo para la Alimentación y la Agricultura

FAO: "Una extensa degradación y la escasez cada vez más aguda de recursos de tierras y agua pone en peligro a varios sistemas clave de producción de alimentos en todo el mundo, planteando un profundo desafío a la tarea de alimentar a una población mundial que para 2050 habrá llegado a los 9 000 millones de personas, indica un nuevo informe de la FAO publicado ayer 28 de noviembre.

El Estado de los recursos de tierras y aguas del mundo para la alimentación y la agricultura señala que si bien en los últimos 50 años se verificó un aumento notable en la producción de alimentos, en demasiados lugares, los logros se han asociado a prácticas de gestión que han degradado las tierras y los sistemas hídricos de los que depende la producción de alimentos.

En general, el informe pinta la imagen de un mundo que experimenta un creciente desequilibrio entre disponibilidad y demanda de tierras y recursos hídricos en los planos local y nacional. El número de zonas que están llegando a los límites de su capacidad productiva aumenta rápidamente, advierte el informe.



El Estado de los recursos de tierras y aguas tiene como fin sensibilizar a su público sobre la situación mundial y regional de los recursos de tierras y exponer la perspectiva de la FAO en materia de recomendaciones pertinentes para la formulación de políticas. El Estado de los recursos de tierras y aguas se centra en los siguientes aspectos fundamentales de análisis: (i) cantidad y calidad de los recursos de tierras y aguas (ii) tasa de uso y gestión sostenible de estos recursos en el contexto de los factores de impulso socioeconómicos y las preocupaciones pertinentes, incluidas la seguridad alimentaria, la pobreza y el cambio climático. 

Esta es la primera vez que se elabora un informe mundial de referencia sobre los recursos de tierras y aguas. La información procede de diversas bases de datos espaciales mundiales (p. ej., de idoneidad de las tierras para el uso agrícola, uso y  gestión de las tierras, degradación y agotamiento de tierras y aguas) en las que la FAO es la fuente mundial reconocida de datos. Los temas de actualidad y novedosos en materia de tierras y aguas se tratan de una manera integrada en vez de sectorial. Las consecuencias de la situación y las tendencias se utilizan para promover intervenciones correctivas a la medida de los sistemas de producción agropecuaria de las diferentes regiones geográficas. Tambien hay mapas, graficos e informes temáticos.

Comprende varios aspectos:

1. Situación y tendencias de los recursos tierras y aguas

©FAO/Asim HafeezLos recursos de tierras y aguas del planeta son limitados y sufren la presión de una población en crecimiento. Las cifras mundiales muestran un porcentaje relativamente bajo de tierras y aguas realmente destinadas a la agricultura, pero estas cifras ocultan grandes variaciones regionales y una serie de desequilibrios locales importantes entre la oferta y la demanda. La demanda de tierras y agua de los sectores no agrícolas, y un creciente reconocimiento de la necesidad de cumplir con los requisitos ambientales intensifican todavía más la competencia. En el capítulo 1 se examinan el estado actual y las tendencias de los recursos tierras y aguas, su distribución geográfica y su uso en la agricultura. Se presentan proyecciones de las demandas agrícolas futuras hacia el año 2050, y se analizan sus consecuencias tanto para la agricultura de secano y como para la de regadío.

2. Presiones socioeconómicas y situación institucional

©SwiatekWojtkowiak/www.nygus.infoEl aumento de la población aunado a las pautas de consumo son los principales impulsores de las presiones sobre los sistemas de tierras y aguas presentados en el capítulo 1. La dependencia social y cultural de la tierra y el agua se ha transformado con la aceleración de las transiciones de la agricultura y la urbanización en un mundo más interconectado. Muchas políticas interrelacionadas como el comercio, los regímenes de subvenciones rurales y los incentivos a la producción han promovido el uso de tierras y agua. Pero la gestión de la tierra y el agua tiende a quedar rezagada respecto a la política macroeconómica y los planes sectoriales de desarrollo. En muchos casos se ha producido una gestión activa sólo después de la degradación ambiental. Esta falta de perspectiva de los recursos naturales persiste, aun donde una base limitada de recursos naturales y las altas tasas de crecimiento de la población están ejerciendo una presión extrema sobre los recursos. En pocas palabras, los responsables de la planificación macroeconómica tienden a preocuparse más por la oferta y la demanda de productos agrícolas que por el suministro de insumos de recursos naturales y si éstos se ven limitados o están llegando a su límite.  

La gestión espacial a gran escala de los sistemas de tierras y aguas se inició al surgir las civilizaciones de los valles fluviales y el desarrollo agrícola consiguiente. En fecha más reciente, las instituciones de las tierras y el agua evolucionaron para facilitar el éxito de la producción agrícola intensiva asociada al adelanto de la investigación genética, la llamada "revolución verde". 

Pero en la práctica se han creado pocas instituciones de éxito para la gestión integrada de las tierras y el agua. Investigaciones recientes revelan que las instituciones de las tierras y las aguas no están al día de las pautas de uso y la competencia, y rara vez han logrado reglamentar las repercusiones ambientales y económicas. En este sentido, la armonización de las políticas y la integración institucional se han mantenido como aspiración más que como realidad operativa. La planificación del uso de la tierra y la agricultura, por ejemplo, pocas veces se acopla a la planificación de las cuencas hidrográficas o a la gestión operativa para la producción de energía hidroeléctrica o la navegación. En consecuencia, se puede afirmar que se han sacrificado oportunidades económicas y que se requiere volver a una integración mucho mejor informada y rica en conocimientos de las tierras y las aguas.   

En este capítulo se examina el estado actual de las instituciones de las tierras y las aguas y cómo ambas han impulsado constantemente mayores niveles de producción, y se ha cuidado muy poco la sostenibilidad social, económica y ambiental, en detrimento de los recursos básicos de tierras y aguas y de los ecosistemas conexos, con graves repercusiones en materia de pobreza e inseguridad alimentaria.

3. Sistemas de tierras y aguas en peligro

©FAO/K. PrattLos capítulos anteriores pusieron de relieve las amenazas actuales y futuras para los sistemas agrícolas de todo el mundo. Es evidente que las prácticas actuales y los modelos de desarrollo agrícola que se han seguido en los últimos 50 años están lejos de ser satisfactorios para afrontar los desafíos de reducción de la pobreza, seguridad alimentaria y sostenibilidad ambiental. 

Un total de 975 millones de personas, en su  mayoría población rural, no tienen la seguridad alimentaria que se merecen. Bajo la presión de la agricultura, se están dañando los suelos y las aguas, se acelera la erosión, avanzan la salinización y la infiltración de aguas marinas, así como el agotamiento de los acuíferos. Además, el modelo actual de agricultura intensiva se asocia a fuertes repercusiones en materia de carbono y gases de efecto de invernadero, al mismo tiempo que muchos sistemas agrícolas son sumamente vulnerables a los efectos previstos del cambio climático.   

©FAO/Giulio NapolitanoLa situación, sin embargo, varía considerablemente de una región a otra en respuesta a una combinación de factores biofísicos y socioeconómicos: el clima, los suelos, las aguas, la población, el desarrollo económico, así como las políticas nacionales y los cambios mundiales. En el marco de este estudio global, es necesario entonces describir y analizar los principales sistemas de producción agrícola del mundo y los desafíos específicos que afrontan. Los problemas tratados en este capítulo son la creciente competencia por las tierras y las aguas, la degradación de estos recursos, y los efectos previstos del cambio climático. Se presentan con mayor frecuencia y gravedad en los diferentes sistemas de usos agrícolas de las tierras  y las aguas en todo el mundo, y se analizan los principales sistemas en peligro al final de este capítulo. 

Tanto las zonas de secano como las de regadío están experimentando degradación o corren peligro por las limitaciones de los recursos de tierras y aguas, las prácticas actuales de uso y gestión de las tierras y las aguas, y los factores institucionales y socioeconómicos.

4. Opciones técnicas para la gestión sostenible de las tierras y las aguas

Como se mencionó en capítulos anteriores, se prevé que más de cuatro quintas partes del aumento de la producción hasta el año 2050 se verifiquen en las tierras en explotación a través del aumento de la productividad. Sin embargo, muchos de los sistemas ya están limitados, ya sea por sus actuales niveles elevados de productividad, o por problemas técnicos, socioeconómicos o institucionales. Además, conforme aumenta la intensidad de la agricultura, los riesgos y ventajas y las desventajas asociadas, tratadas en el capítulo anterior, se hacen más apremiantes. Este capítulo analiza las opciones técnicas para avanzar hacia una 'gestión sostenible de las tierras y las aguas', es decir, una gestión integrada más intensiva de las tierras, las aguas, los nutrientes y otros insumos para producir un valor agrícola mayor y mantener a la vez la calidad ambiental y conservar los recursos naturales, locales y externos.   

©FAO/Giuseppe Bizzarri
A pesar de que la superficie agrícola de secano no ha crecido, todavía se prevé que  produzca una tercera parte o más del aumento de la producción mundial de alimentos en las próximas décadas. Los sistemas de secano de las zonas templadas ya son muy productivos, pero afrontan problemas de nutrientes y contaminación por plaguicidas. Los sistemas de pequeños productores de secano en los países en desarrollo afrontan muchos más problemas de mala calidad y falta de humedad del suelo, y grandes riesgos agroclimáticos agudizados por el cambio climático. También afrontan los obstáculos de la falta de oportunidades comerciales rentables y de recursos para invertir en mejorar la productividad.

5. Respuestas institucionales

Los principales sistemas de producción de alimentos están en peligro de degradación hasta el punto en que se ve comprometida la seguridad alimentaria mundial. Es urgente mejorar las prácticas de gestión de las tierras y las aguas en estas grandes superficies agrarias de potencial moderado a alto para revertir las tendencias de degradación y mantener los niveles de productividad. También será de vital importancia la adaptación al cambio climático en las zonas productoras de cereales de todo el mundo. Dadas estas tendencias ¿qué vías se pueden establecer hacia una intensificación más sostenible? 

En algunos países y regiones será prioritario prestar atención a los sistemas en peligro. Pero más allá de esto, la gestión sostenible de las tierras y las aguas tendrá que traducirse en programas nacionales. En este capítulo se establece una dirección para la ejecución de tales programas en el estado actual y previsto de las tierras y las aguas. También se indica cómo fortalecer las instituciones nacionales a fin de proteger los derechos vigentes; cómo adaptar los conocimientos y la tecnología en colaboración con los usuarios, y cómo delegar eficazmente los mecanismos de planificación y de gestión de los recursos de tierras y aguas.


6. Conclusiones y principales recomendaciones para las políticas

©FAO/Franco MattioliEn este libro se esbozan los tres desafíos que afrontan los recursos de tierras y aguas de los que depende la agricultura: aumentar la producción de alimentos casi un 70 por ciento para 2050; reducir el hambre y mejorar los medios de subsistencia de los sectores más pobres; y minimizar o atenuar la degradación de las tierras y las aguas y de los ecosistemas en general. Existe una variedad de soluciones técnicas e institucionales, analizadas en los capítulos anteriores. Es necesario adaptarlas a los sistemas agrícolas locales y a los contextos socioeconómicos. Una mejor planificación, unida a conjuntos inteligentes de incentivos, podrá entonces  establecer un marco de inversión que asigne valores concordados al capital natural. Sobre estas bases, se puede alentar una gestión de las tierras y las aguas eficiente, equitativa y sostenible en todas las escalas. 

Ya se inició el avance hacia esta nueva "economía verde". Cada vez más, los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado buscan tecnologías y enfoques que pueden aumentar la productividad y proteger a la vez los recursos naturales básicos y los ecosistemas asociados. Se adoptan sistemas para una agricultura más sostenible y se han creado medidas para superar las limitaciones técnicas y socioeconómicas. 

Sin embargo, a pesar de estos avances, persisten considerables obstáculos para su adopción. La proliferación de instrumentos, conferencias y compromisos divergentes consume tiempo y recursos, con muy pocos efectos prácticos. Es esencial el compromiso político de las naciones y  la comunidad internacional para afrontar los problemas de manera sinérgica. 

©FAO/Olivier ThuillierAvanzar hacia vías más sostenibles de intensificación y ordenación ecológica exigirá esfuerzos adicionales. Las políticas, las instituciones y las estrategias de ejecución requerirán ajustes en los planos mundial, nacional y local para dotar a las organizaciones y los agricultores del conocimiento, los incentivos y los recursos financieros que necesitan. Con este apoyo los agricultores pueden aumentar la productividad de manera sostenible y fortalecer la integración de sus actividades agrícolas en los ecosistemas locales, equilibrando las compensaciones a fin de mantener los efectos adversos al mínimo. Un compromiso bien informado en los ámbitos local, nacional y mundial, orientado a los sistemas de tierras y aguas en riesgo, brindará a fin de cuentas el beneficio socioeconómico del crecimiento en general, reduciendo la inseguridad alimentaria y la pobreza asociada.


Principales mensajes

SITUACIÓN Y TENDENCIAS
Disponibilidad y uso de los recursos de tierras y aguas
  • Existe una variación geográfica significativa en la disponibilidad de tierras consideradas aptas para la agricultura. El crecimiento demográfico y la demanda de otros sectores ejercen una presión creciente sobre los recursos disponibles. Suponiendo que se utilicen sistemas bien adaptados de producción, las tierras que actualmente están en cultivo son en su mayor parte de calidad óptima (el 28 por ciento del total) o buena (53 por ciento). La mayor proporción regional de las mejores tierras cultivadas actualmente está en América Central y el Caribe (42 por ciento), seguidos de Europa occidental y central (38 por ciento) y América del Norte (37 por ciento).
  • En los países de altos ingresos en conjunto, la proporción de tierras óptimas actualmente en explotación es del 32 por ciento. En los países de bajos de ingresos, los suelos muchas veces son  más pobres y sólo el 28 por ciento de la superficie cultivada es de calidad óptima.
  • La superficie agrícola del mundo ha crecido un 12 por ciento en los últimos 50 años. La superficie irrigada del mundo se duplicó en el mismo período, lo que representa la mayor parte del aumento neto en las tierras agrícolas. Mientras tanto, la producción agrícola ha crecido entre 2,5 y 3 veces, gracias al aumento significativo de la productividad de los principales cultivos.
  • Sin embargo, en algunas regiones los resultados mundiales se asocian a la  degradación de los recursos de tierras y aguas, y al deterioro de los ecosistemas y servicios relacionados. Estos incluyen la biomasa, la fijación de carbono, el buen estado de los suelos, el almacenamiento y suministro de agua, la biodiversidad, así como servicios sociales y culturales. La agricultura ya utiliza el 11 por ciento de la superficie terrestre del planeta para la producción agrícola. También consume el 70 por ciento de toda el agua que se extrae de los acuíferos, ríos y lagos. Las políticas agrícolas han beneficiado principalmente a los agricultores que tienen tierras productivas  y acceso al agua, desatendiendo a la mayoría de pequeños productores que siguen atrapados en una pobreza con una gran vulnerabilidad, degradación de las tierras e incertidumbre climática. 
Políticas e instituciones
  • Las instituciones responsables de las tierras y las aguas no han seguido el ritmo de la creciente intensidad del desarrollo de las cuencas fluviales y el grado cada vez mayor de interdependencia y competencia por los recursos tierras y aguas. Se necesitan instituciones mucho más adaptables y colaboradoras para responder con eficacia a la escasez de recursos naturales y a las oportunidades del  mercado.
PERSPECTIVAS HACIA 2050
  • Hacia el año 2050 se prevé que el aumento de la población y los ingresos requiera un 70 por ciento más de producción mundial de alimentos y hasta un 100 por ciento más en los países en desarrollo, en relación con los niveles de 2009. Con todo, la distribución de los recursos de tierras y aguas no favorece a esos países que deberán producir más en el futuro: la disponibilidad media de superficie agrícola per cápita en los países de ingresos bajos es menos de la mitad que en los países de altos ingresos, y la idoneidad de las tierras cultivadas para la agricultura por lo general es más menor. Algunos países cuya demanda de alimentos crece aceleradamente también son los que afrontan elevados niveles de escasez de tierras o agua. Lo más probable es que la mayor contribución al aumento de la producción agrícola se dé por intensificación de la producción en las tierras agrícolas existentes. Para ello será necesaria la adopción generalizada de prácticas sostenibles de gestión de las tierras, y un uso más eficiente del agua de riego a través de una mayor flexibilidad y fiabilidad y una mejor aplicación del agua de riego.
 SISTEMAS EN PELIGRO
  • Es necesario hacer un examen crítico de las pautas predominantes de producción agrícola. Una serie de sistemas de tierras y aguas corre actualmente el riesgo de deterioro progresivo de su capacidad productiva, por una combinación de excesiva presión demográfica y prácticas agrícolas insostenibles. Los límites físicos de la disponibilidad de tierras y agua en estos sistemas pueden agudizarse aún más en algunos lugares por causas externas, como el cambio climático, la competencia con otros sectores y los cambios socioeconómicos. Estos sistemas en peligro exigen una atención prioritaria de medidas correctivas, simplemente porque no hay sustitutos.
CONDICIONES FAVORABLES
  • Hay potencial para ampliar la producción de manera eficiente para abordar la seguridad alimentaria y la pobreza a la vez que se limitan las repercusiones en otros valores de los ecosistemas. Hay espacio para que los gobiernos y el sector privado, así como los agricultores, intervengan en forma mucho más dinámica para  avanzar en la adopción general de prácticas sostenibles de gestión de las tierras y  el agua. Las medidas no sólo incluyen opciones técnicas para promover la intensificación sostenible y reducir los riesgos de la producción, también comprenden un conjunto de condiciones para eliminar las limitaciones e incrementar la flexibilidad. Estas incluyen (1) la eliminación de deformaciones en el marco de los incentivos, (2) mejora de la tenencia de la tierra y el acceso a recursos, (3) instituciones de las tierras y las aguas fortalecidas y más colaboradoras, (4) servicios de apoyo eficientes, con intercambio de conocimientos, investigación adaptativa, y finanzas rurales, y (5) un acceso mejor y más seguro a los mercados.
COOPERACIÓN INTERNACIONAL, INVERSIÓN Y POLÍTICAS 
  • La adopción  generalizada de prácticas sostenibles de gestión de las tierras y las aguas también requerirá que la comunidad mundial tenga la voluntad política para aportar el apoyo financiero e institucional necesario para fomentar la adopción generalizada de prácticas agrícolas responsables. Es necesario dar marcha atrás a la tendencia negativa de los presupuestos nacionales y la ayuda oficial para el desarrollo asignada a las necesidades de las tierras y las aguas. Algunas posibles nuevas opciones de financiación son el pago por servicios ambientales (PSA) y el mercado de carbono. Por último, existe una necesidad de integración mucho más eficaz de las políticas internacionales e iniciativas relacionadas con la gestión de las tierras y las aguas. Sólo con estos cambios el mundo podrá alimentar a sus ciudadanos a través de una agricultura sostenible que produzca dentro de los límites del medio ambiente".


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