Los retos de la humanidad son tan variados como ideales existan. Recientemente el tema de la conservación de los recursos naturales, del patrimonio natural y de los modelos de desarrollo han generado muchas discusiones, lo cual debe llevarnos a un análisis crítico reflexivo para poder tomar parte activa de estos retos. Encontré esta nota en el diario El Espectador de una entrevista al director del PNUMA y los retos de la Economia Verde, del cual quiero resaltar el párrafo final que va muy de la mano con las situaciones que se estan presentando en torno a nuestro patrimonio natural como el tema del complejo hotelero en el PNN Tayrona y las locomotoras mineras del actual gobierno:
"¿Cuál sería su mensaje para los tomadores de decisiones en Colombia?
Que
probablemente existan más oportunidades de desarrollar una economía en
el siglo XXI basada en la sostenibilidad más que en la degradación
ambiental. El país que invierta en activos naturales tendrá más
posibilidades de prosperar."
Transcribo y copio el link.
El Espectador.com
"El modelo económico actual no es viable": Achim Steiner
Por: Pablo Correa
El director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente habló sobre los retos de la economía verde.
Achim
Steiner está convencido de que la prosperidad económica en el siglo XXI
estará gobernada por la riqueza natural. /Cortesía Pnuma
Achim Steiner, director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas
para el Medio Ambiente, de paso por Colombia, calificó como un éxito la
conferencia sobre el Convenio de Basilea que concluyó en Cartagena este
fin de semana y en la que se adoptaron nuevas decisiones para el
control y la eliminación de los desechos tóxicos transfronterizos.
¿Cuál fue el principal logro de la conferencia en Cartagena?
Posiblemente
lo más importante fue la aprobación de una iniciativa, liderada por
Suiza e Indonesia, que permitirá la entrada en vigor de la enmienda de
prohibición que busca restringir los movimientos transfronterizos de
desechos peligrosos provenientes de países desarrollados hacia países en
desarrollo.
Hacerse cargo de la basura electrónica puede ser muy costoso para países en vías de desarrollo. ¿Qué propone el Pnuma?
En
efecto, la basura electrónica es un problema que crece
exponencialmente, no sólo en países industrializados sino en los que
están en vías de desarrollo. Se estima que el volumen de computadores
obsoletos en regiones en desarrollo excederá a los de países
desarrollados entre 2016 y 2018. En 2002, bajo la Convención de Basilea,
se implementó un convenio para la gestión de teléfonos móviles al final
de su ciclo de vida y desde 2008 para los equipos de cómputo.
Usted
ha trabajado en promover la economía verde. ¿Existen modelos distintos
para los países desarrollados y en vías de desarrollo?
No
hay una “solución para todos” cuando se habla de economía verde. En
gran medida depende del desarrollo económico de cada país. En una nación
como Uganda, que depende mayoritariamente de la agricultura, una
decisión deliberada fue moverse hacia los cultivos orgánicos. Los
análisis demostraron que decenas de miles de granjeros orgánicos no
tenían que pagar por los altos precios de los fertilizantes y
pesticidas, y estaban logrando un precio tres veces más alto de sus
productos en mercados globales. Son muchos los ejemplos de cómo la
economía verde encaja con distintos tipos de economía.
Colombia
enfrenta difíciles dilemas, como sacar ventaja de su riqueza minera sin
perder al mismo tiempo su capital natural. ¿Cual es el mejor camino?
El
punto clave es contar con la información correcta para que los
gobiernos, hombres de negocios y comunidades puedan tomar decisiones
informadas. En el pasado, por ejemplo, el valor económico de la
naturaleza era invisible en las cuentas nacionales de ganancias y
pérdidas. Pero en el informe La economía de los ecosistemas y la
biodiversidad, promovido por Naciones Unidas, se hizo evidente que se
pierden trillones de dólares por la degradación y destrucción de los
recursos naturales. No son sólo los ambientalistas los que están
preocupados por la pérdida de recursos naturales. Una encuesta reciente
realizada por Pricewaterhouse Coopers encontró que cerca del 30% de los
CEO están “extremadamente preocupados” o “medianamente preocupados” por
la pérdida de biodiversidad.
¿Todavía es optimista frente a la firma de un acuerdo global para luchar contra el cambio climático?
Sí.
Aun cuando ha sido difícil encontrar una fórmula para hacer coincidir a
los 190 países en un nuevo tratado legalmente vinculante, ninguna
nación se ha alejado de las negociaciones. Quizás la clave es resistirse
a la idea de que “nada está acordado hasta que todo está acordado” y
moverse hacia áreas con amplia acogida como el programa de Reducción de
Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD+). Algo crucial en
Durban, Sudáfrica, el próximo mes, cuando se retomen las negociaciones,
será avanzar en la creación del Fondo Verde y ofrecer opciones sobre
cómo generar los US $100 mil millones por año de financiación para el
2020. Existen opciones a corto plazo que se pueden tomar para evitar que
la temperatura se incremente más de dos grados centígrados.
¿Cree que sólo una tragedia global logrará convencer a todos de la realidad del cambio climático?
Muchas
personas se están tomando el cambio climático en serio. El año pasado
se invirtieron US$211 mil millones en energías renovables, mucho más que
en nuevos combustibles fósiles. Los desastres naturales sirven para
recordarles a los políticos y al público en general los riesgos que
corremos si no detenemos el cambio climático.
Muchos economistas hablan de una nueva etapa del capitalismo. ¿Está de acuerdo?
El
modelo económico de los últimos dos siglos, basado en el consumo sin
pagar el costo de externalidades ambientales, simplemente no es viable
en un planeta con 7 mil millones de personas. La economía verde provee
análisis sobre cómo pueden crecer las economías, generar trabajos
decentes y aun así mantener la huella humana dentro de los límites
ecológicos.
¿Cuál sería su mensaje para los tomadores de decisiones en Colombia?
Que
probablemente existan más oportunidades de desarrollar una economía en
el siglo XXI basada en la sostenibilidad más que en la degradación
ambiental. El país que invierta en activos naturales tendrá más
posibilidades de prosperar.
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